Comienzo por declarar que creo que para vagabundear se necesitan excepcionales condiciones de soñador. Digo esto porque hay vagos, y vagos. Ante todo, para vagar hay que estar por completo despojado de prejuicios e luego ser un poquitín escéptico, como esos perros que tienen la mirada de hambre y que cuando los llaman menean la cola, pero en vez de acercarse, se alejan, poniendo entre su cuerpo y la humanidad, una respetable distancia.
Trecho do livro Aguafortes Portenãs, que reúne as colunas diárias do jornalista Roberto Arlt (contemporâneo de Jorge Luis Borges), publicadas nos jornais Crítica e El Mundo entre 1928 e 1935.