“Si usted conociera los entretelones de la literatura, se daría cuenta de que el escritor es un señor que tiene el oficio de escribir, como otro de fabricar casas. Nada más. Lo que lo diferencia del fabricante de casas, es que los libros no son tan útiles como las casas, y después… después que el fabricante de casas no es tan vanidoso como el escritor (…)”.
De ‘El escritor como operario’.
Roberto Arlt escribía esto en sus Aguafuertes Porteñas, allá por 1930, en el diario El Mundo, donde había comenzado a trabajar en 1928, para dejar definitivamente su huella en el periodismo y en la literatura argentina. Criticado por muchos, aceptado por pocos; Arlt marcó un camino dentro de las letras, dibujó un estilo -muy propio- dentro del periodismo argentino.
Él escribió sobre la realidad que veía cuando recorría las calles de Buenos Aires, se empapaba de esa realidad mundana de los años 20 y 30, de inmigrantes, anarquistas, socialistas, delincuentes y prostitutas. Formó parte del grupo Boedo, teóricamente opuesto al grupo Florida, integrado por Jorge Luis Borges, entre otros escritores.
En total ignorancia, nunca había oído hablar de Roberto Arlt (1900-1942) hasta vivir en Argentina. Ahora soy fan y aguardo el lanzamiento de El pasaje en las nubes, hoy, en la Feria del Libro de Buenos Aires. Tratase de una obra inédita, con 236 crónicas que, según especialistas, es “el mejor Arlt”.
Otras informaciones sobre el escritor en el sítio:
http://literaturarobertoarlt.blogspot.com/
